PRIMERA SESIÓN DEL CICLO: “PSICOTERAPEUTAS ROMÁNTICOS”
El miércoles 20 de enero de 2016, a las 19:00h comenzó el Ciclo Cine fórum: “Psicoterapeutas de cine”, organizado por el Grupo de Trabajo de Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas (PSICOARTAES) del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPM). Mariano Bucero y Sergio García, miembros del Grupo, así como Ana Fernández, coordinadora del mismo y participante en el ciclo, presentaron sus contenidos.Mariano eligió para la ocasión, bajo el epígrafe “Psicoterapeutas románticos”, la proyección de un clásico en B/N como “Recuerda” (1945), de Alfred Hitchcock. Citó el esquema Salvador-Perseguidor-Víctima como el guión que desde el Análisis Transaccional nos permite entender la dinámica de interacciones entre el psiquiatra Anthony Edwardes (Gregory Peck), quien se incorpora como director de un sanatorio mental, con la Dra. Constance Petersen (Ingrid Bergman), una psicoanalista que observa un extraño comportamiento en él, relacionado con un misterioso pasado que no recuerda…
Sergio aprovechó para citar, desde el campo televisivo, el ejemplo de Dexter, serie en la que hizo notar la inopinada presencia, al fin en la pantalla, de un psicólogo que actúa desde la buena praxis profesional, intentando encauzar la psicopatía del protagonista (ver nota final).
RECUERDA… Una película que nos propuso un retro-viaje en el tiempo (como aquella máquina de H.G.Welles) más de 70 años atrás, con todos los desfases sociológicos y psicológicos aún más acendrados, si cabe… En este estado de consciencia me quedé como espectador y tras la proyección, coloquio y cañas posteriores con los cinéfilos presentes, subiendo por la Cuesta de San Vicente de camino a Plaza de España, me encontré con Ingrid (Bergman, la duda ofende) quien se me apareció como un holograma en blanco y negro (al estilo de la «Rosa Púrpura…»). Quise besarla e inmediatamente me soltó una fresca. Le pedí disculpas dentro de lo onírico de la situación, como no hubiera hecho Bogart, y le comenté mi extrañeza como espectador del 2016 al escuchar cómo en RECUERDA le «hacía el amor» todo el mundo, hasta un nefasto y poco agraciado psiquiatra con bigote a cuyos labios se acercó demasiado. Mi suegro me explicó días después cómo en su juventud esta traducción literal de to make love sí se empleaba por estos lares, siendo sinónimo de «cortejar».
Ilsa… quiero decir Constance… o sea, Ingrid…me respondió que aquello fue por exigencias del guión y, al fin y al cabo, por el voyeurismo del Hitchcock. No obstante, confesó que sí tuvo química con Gregory Peck, quien sobreactuó anticipando a Anthony Perkins en «Psicosis» por culpa del mismo director que nos ocupa.
Créanme. No sabemos si «Gregorio Pecas» representaba a un histérico “sin matriz” (como diría mi mujer, Teresa, y a pesar de Hipócrates) con fuga disociativa, a un T.O.C, a un psicópata o a un psicótico (que NO es lo mismo)… Qué totum revolutum, qué churras y merinas… Como dijo uno que conozco: “pa’ mí, que lo tié tó”.
También me comentó Ingrid que el personaje de Peck aparece como J.B. y posteriormente como Mr. Ballantines, dejando abierta la sospecha del patrocinio subliminal de sendos whiskies (igual que el excesivo fumeque que se traían en la época de Mr. Bogart alentó los beneficios comerciales de las tabacaleras). En fin, la manía romántica de asociar seducción y profundidad dramática con adicciones y auto-destrucciones varias.
Por otra parte, ella me confirmó que Salvador Dalí tenía más ideas para los decorados, pero había que parar en el estudio a ese joven fanático de ojos exaltados, que diría Sigmund… Freud, claro, quien tanto inspiró, desde la idealización cinematográfica, inexactitudes psicológicas de escaso realismo e innegable entertainment.
Volviendo a la “realidad”…Una espectadora, en el coloquio, contextualizó la película como un cuento en el que el psicoterapeuta acompaña de manera fantasiosa al paciente en el proceso de su terapia. Visto así, como el Virgilio que acompaña al Dante al «Inferno» de la Divina Comedia, podemos considerar el valor del film como una alegoría interesante.
El personaje con parte del guión más chispeante (refrendado por Mariano con la ayuda de una caña en el Duduá) fue el del psiquiatra «emérito», quien –créanme- se inventó, a costa del Dr. Edwardes, la psicoterapia dinámica breve del tirón, por la urgencia del caso: «no tenemos tiempo… piense que soy su padre… no muestre resistencias…” y etc… Todo ello tras haberle dado antes a éste una buena ración de bromuro… Y aquí me doy cuenta de que, más allá de pretender evitar su ira, tal vez quería castrar la posibilidad de un verdadero making love de Peck con Bergman, su tan querida ex-alumna… Ese que ya se apunta en el inicio del largometraje, cuando se conocen los protagonistas, a través de la secuencia imaginaria de la de las cuatro puertas que se abren, tras su paseo campestre.
Rompamos con la maldición de la tesis del anciano psiquiatra del film de Hitchcock, al que parafraseamos: «los viejos sólo piensan en la guerra…» (y en sobreintepretar los sueños del paciente, por lo que se vio, en plan psicoanálisis silvestre). Así que, mejor, make love & not war, con el toque liberal del personaje de Bergman, que al menos compensa el paternalismo que exhibe el género masculino, propio de la época en la que fue rodada.
Asociación libre respecto al apellido del director… Si en inglés Hitch puede significar “enganche”, mejor no traducimos “Cock”… Respecto a los responsables de los subtítulos he de criticar que fallen en una frase clave que la psiquiatra Constance (fuente de brutales transferencias de ole con ole) le dice al personaje desnortado de Gregory:
«Who are you?»
, que se convierte en un insulso y erróneo “¿Cómo está?», por desgracia el texto que realmente aparece en ese segmento de versión íntegra recuperado, trastocando todo el sentido de la escena. The Who, not the How, is The Question!
La traducción del título «Spellbound» como RECUERDA no me parece mal, es evocador y suena bien en español, aunque más literal hubiera sido «Hipnotizado». Esta referencia toma su relevancia en la escena en la que aparece el verdadero asesino, tema subrayado por Luisa Gª.-Carballo y Ana Fdez. al indicar el tono persuasivo que utilizaba “la Bergman” para evitar un disparo. Esto me RECUERDA que los encantadores de serpientes utilizan el movimiento de la flauta para entretener a la cobra (a quien la música le da igual por sordera, siendo sólo un recurso escénico del espectáculo para cobrar más rupias). Pero como dice el refranero… fíate de la Virgen…¡pero mejor echa a correr! A los malos no hay que darles opción, y en las pelis hay que neutralizarlos a lo Terminator, no se engañen. A no ser que se complique el conflicto a lo Star Wars***, y claro…Sí, sí, mucho «soy tu padre»… ¡pero me has cortado la mano, Darth Vader! Anda y que te ondulen con la permanén, que te va a hacer falta cuando te quites el casco. En fin, cuídense ahí afuera, estimado público.
Que, imaginando el evento quien no estuvo y recordándolo el que sí, sirva de motivación para analizar, también con humor, una obra añeja desde la perspectiva del tiempo. Hasta la próxima.
© José Luis de Frutos Navajo, Psicólogo Clínico miembro de PSICOARTAES, Colegiado M-16.308, a 23/1/16 (texto revisado en Abril 2.016).
P.D. Meta-cinematográfica: Cuando Ingrid le preguntó a Gregory en RECUERDA «¿Ha estado Ud. en Roma?», él futuro-pensó: »con la también adorable Audrey Hepburn, realizando uno de mis mejores y más contenidos papeles». Que la Belleza os acompañe.
*** Nota: Ningún efecto especial puede mejorar la primera saga, Genio Lucas. La verdadera magia es la de las maquetas (como la de la deliciosa máquina del tiempo ya mencionada en su versión cinematográfica, viajando al futuro de los 70). La tecnología ayuda, con moderación, pero no compra el ingenio ni da más sabiduría a la mente que la utiliza… y sí adicciones. ¡Hasta luego, Lucas Skywalker!