Artículo escrito por Lecina Fernández. Psicóloga clínica. www.lecina.es Miembro de «Psicología-Comunicación-Política» y «Psicoartaes» del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
La vida era eso nos muestra el valor revitalizador de la transcendencia.
La vida era eso es una historia de dos mujeres emigrantes, de generaciones diferentes que coinciden en el hospital. Pero en realidad va más allá, es la historia de dos almas que se encuentran, conectan, transmiten y dan vida a la trascendencia.
A través de la historia y los personajes invita a reflexionar sobre:
La transcendencia. La huella que vamos dejando en otras personas en el proceso de conectar, sembrar, cambiar. Nos ayuda en el crecimiento personal individual y al transmitirlo de unos a otros se va convirtiendo en colectivo.
La vida, la enfermedad, la muerte. Hechos que se convierten/convertimos en final, otras veces en principio o en continuidad. Como un hilo que no cesa, que se extiende en el espacio y en el tiempo, que a veces vemos, sentimos e incluso tiramos de él para conectar con otro y seguir avanzando.
La posibilidad de cambiar. Plantea el proceso de la vida como una puerta que se abre para dejar entrar y salir (María abre y llama a muchas puertas literales y simbólicas). Cambiamos cuando dejamos entrar conocimientos, emociones y comportamientos nuevos y dejamos salir miedos, limitaciones. Pero a veces, como también le ocurre a María, basta con despertar esa parte de nosotros que está dormida o que nunca floreció y que está ahí, dentro de nosotros y de nuestro ser.
Vivir con todos los sentidos, no sólo los sensoriales, también con el sentido de las cosas: quién somos, qué hacemos aquí, qué dejamos. Y en ese sentido María, tras conocer a Verónica, tiene un propósito que traspasa los límites de su mundo cotidiano. Un propósito ético, solidario, serio y cálido, cuidador y agradecido. Con él da un paso más allá de lo meramente físico y mental, abre una puerta a su espíritu, a su ser, que le permite conectar con ella misma y con el mundo de otra manera.
La belleza de lo natural, de lo cotidiano, de captar el instante efímero que al mismo tiempo perdura en el tiempo como la metáfora de la cámara fotográfica de Verónica.
Otros temas: las raíces, el desarraigo, la soledad, la familia, el vacío y falta de ilusión.
Desde la primera imagen, sobria y elegante, con una composición de gran equilibrio arquitectónico de objetos y de color, pero con sombras, paredes que limitan, oprimen y un espejo que te devuelve al espacio interior de la casa, María abre la puerta de la casa y la deja abierta. Nos anticipa la atmósfera en la que vamos a entrar. Vemos una película sobria y al mismo tiempo cálida, la naturalidad y espontaneidad al mismo tiempo que el mimo en cada detalle en las personas, en sus primeros planos y en el decorado que las acompaña (escenario, fotografía y la maravillosa luz que no pasa desapercibida en cada fotograma). Enhorabuena a David Martín de los Santos, a la interpretación de Petra Martínez y de Anna Castillo, y a todo el equipo.
Les invito a disfrutar de la película y a usarla como herramienta psicológica en la vida personal y en la intervención psicológica.
La vida era eso. .Dirección y Guión: David Martín de los Santos Intérpretes: Petra Martínez, Anna Castillo, etc. Dirección Arte: Javier Chavarría. Fotografía: Santiago Racaj. Productora: Lolita Films, Mediaevs, Canal Sur, Smiz and Pixel. País: España. Duración: 109min. Género: Drama.