Reseña sobre la película “Josefina” (2021) de Javier Marco Isabel Bermejo Gómez Miembro del Grupo de Trabajo Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas “Psicoartaes”

Isabel Bermejo Gómez, miembro del Grupo de Trabajo Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas “

 

 

 

 

 

 

 

Con este nombre de “Josefina”, Javier Marco nos presentaba su primer largometraje, una fantástica ópera prima que obtuvo tres nominaciones en la pasada edición de los Premios Goya 2022, tras haberse presentado en festivales de cine de gran relevancia como el de San Sebastián, anualmente celebrado. Este director ha sido muy valorado y reconocido por la crítica gracias a sus cortometrajes, como “Muero por volver” (2019), o “A la cara” (2020), que se alzó con el galardón de mejor cortometraje de ficción en los Premios Goya 2021. Además, también ha creado y dirigido otros como “La soledad de la luna” (2011), o “El vestido” (2017), que parece que guardan cierto paralelismo con su película “Josefina”, al hablar de aspectos tan sumamente cotidianos y humanos como la soledad, las despedidas en la familia, y el acercamiento al duelo. Puede parecer que con el título de “Josefina” se nos va a hablar de la vida de un personaje con ese nombre, pero en realidad, sin saber con certeza de quién se trata, esta palabra nos acerca al motor de la historia y a lo que mueve al resto de personajes a relacionarse, a comunicarse, y, en definitiva, a tratar de convivir entre ellos.

La película nos presenta la historia de Juan, un funcionario de prisiones que vive alejado de su entorno y las personas que le rodean, solamente en compañía de sí mismo y su propia soledad. Sin embargo, su vida no tardará en cruzarse con la de Berta, una mujer que vive con su marido y es madre de un hijo. Su circunstancia se ve invadida por un vacío que no consigue llenar y que, a pesar de la familia que tiene, le hace sentirse muy sola. De esta forma, con esta película, asistimos a una sinergia en la que se nos presentan diferentes soledades. Por un lado, se podría pensar que la soledad de Berta es una circunstancia no elegida para ella, pero en la que se siente atrapada, sin escapatoria. Su marido, sin poder levantarse de la cama, a causa de una enfermedad que le hace encontrarse en los últimos momentos de su vida, le hace a Berta imposible comunicarse y relacionarse con él, perdiendo así la relación que, quizá, tenían antes entre los dos. Por otro lado, su hijo Sergio se encuentra en prisión y con él siente también una gran dificultad para hablar y expresarse, que incluso se refleja a través de la mirada esquiva que muestra con ella, y de esa incapacidad para poder mirarse a los ojos, escucharse y entenderse mutuamente. En este sentido, resulta de gran relevancia hablar aquí de una frase que refiere el personaje de Berta: “Mi hijo me habla, pero no me dice nada”. Son estas palabras las que reflejan sinceridad ante la situación de esta protagonista, una sensación con la que es común identificarse. Existen personas a nuestro alrededor con las que aun hablando… tanto el hecho de sentir compañía y confianza como el de la relación en sí supone un esfuerzo. Y es que, de alguna manera, uno de los mayores aprendizajes que podemos tener tras observar la relación entre los personajes de Berta y Sergio es que, dentro de las relaciones que mantenemos con nuestro entorno, la palabra, el hablar… es importante, pero los gestos, la mirada incondicional, la empatía y la escucha activa es donde reside la verdadera comunicación. Sin embargo, aun con todas estas dificultades que rodean a Berta, es imposible para ella desprenderse de todas estas circunstancias porque, a pesar de lo complejo que es relacionarse con su hijo o acompañar a su marido en su etapa final de vida, son condiciones que ella no ha elegido, pero de las que se hace cargo continuamente, quizá porque siente obligación y responsabilidad, o por considerar que es la única forma de seguir adelante. Con esto, se nos da la oportunidad de acercarnos a algo que también está muy presente en nuestro día a día, como lo es el cuidado y los sentimientos del deber en todo lo que rodea a la familia, independientemente de nuestra elección; una imposibilidad que habitualmente sentimos por no poder desprendernos de todas estas “cargas” y que sin embargo acumulamos con el tiempo. Bien es cierto que tenemos que atender a nuestros seres queridos, como el preocuparnos por el bienestar y la educación de nuestros hijos o atender a las personas que en su momento cuidaron de nosotros, y que quizá ahora son ellos los que no se pueden cuidar a sí mismos. Pero, ¿dónde está el límite?, ¿hasta qué punto podemos llegar a cuidar a los demás sin olvidarnos a nosotros mismos? Estas preguntas son difíciles de contestar porque en la vida que nos rodea, quizá, estamos más acostumbrados a dar y cuidar al otro, a atenderle, sin preguntarnos a nosotros ni siquiera qué necesitamos para estar bien. Y es que es en esta situación en la que se encuentra el personaje de Berta, dando todo por su hijo y por su marido sin preguntarse a sí misma dónde quiere estar realmente o qué es lo que necesita. Por esto, cuando ella visita a Sergio en la cárcel parece tener claro que lo tiene que hacer, pero cuando regresa a su casa, se encuentra sola, o cuando quiere entablar una conversación con alguien desconocido se encuentra completamente perdida, incluso sin llegar a reconocerse a sí misma y sin saber qué es lo quiere hacer, porque quizá, no se lo ha preguntado nunca. Por otro lado, está el personaje de Juan, un hombre que no tiene ni convive con su familia, únicamente se relaciona con su vecino y con su compañero de trabajo, hasta que se cruza con Berta. El primer encuentro que tienen estos dos protagonistas tiene lugar en un autobús con miradas frecuentes, pero a escondidas, sin ser capaces de mirarse a los ojos y con la sensación de que el hecho en sí no tendrá significado para sus vidas. Sin embargo, desde ese instante se producirá una búsqueda mutua incesante, quizá de una forma inconsciente, por miedo, o porque no se atreven a decirse a sí mismos que se sienten solos y que se necesitan más de lo que creen en realidad. Y es que, con esto, somos conscientes de que el ser humano necesita de los demás y convivir en un medio que le permita establecer relaciones y desarrollarse socialmente porque esto será lo que le permitirá también crecer de forma individual y personal. Por ello, Juan y Berta se necesitan a sí mismos y también mutuamente para seguir creciendo y seguir siendo quienes realmente quieren ser. Pero esa necesidad que nace de los dos, no se expresa con palabras, sino a través de la mirada, del silencio o de un abrazo que les permite acariciar al otro, y también a sí mismos. Es entonces en ese momento cuando se permiten ser fieles a quienes son y a lo que necesitan. El viaje que nos propone “Josefina” empieza con dos personajes completamente perdidos, sin saber qué hacer o cómo seguir avanzando con su vida, algo con lo que cualquier persona se puede sentir muy identificada, porque ¿quién no se ha sentido perdido alguna vez, como si hubiera perdido el rumbo? Estas preguntas forman parte de la vida que nos rodea, y en realidad son las que nos permiten reflexionar, plantearnos cambios, o tomar decisiones, pasos que, sin duda, nos ayudan a seguir creciendo. De esta forma, puede ser que lo que les haya permitido a Juan y Berta seguir creciendo y darse un lugar a ellos mismos haya sido ese abrazo que se dan mutuamente, casi como si fuese un regalo, y perseguir lo que necesitan, porque siempre, darse una oportunidad a uno mismo nos ayuda a elegir, pero si continuamente estamos atendiendo las necesidades de los demás o es el miedo el que nos impide avanzar, esa oportunidad y ese lugar que ocupamos nosotros lo acaba ocupando el resto o el propio miedo. De esta forma, algo interesante que nos podríamos preguntar muchas veces es si esa soledad que sentimos en algunos momentos la hemos elegido nosotros, o si emociones como el miedo o la culpa son las que consiguen bloquearnos y paralizarnos. Por tanto, podemos comprobar como a través de esta película, podemos reflexionar sobre algunos aspectos de la psicología, pero que irremediablemente también envuelven a la vida humana, como la soledad, el miedo, el duelo, o la incomunicación en la familia. Y es que, no podemos olvidar que dentro de la riqueza de nuestro cine nos encontramos otras muchas obras que tratan sobre el sentimiento de soledad y aislamiento, los conflictos con uno mismo, o las problemáticas en las dinámicas familiares. Algunos ejemplos son: “Un otoño sin Berlín”, Lara Izaguirre, 2015; “La enfermedad del domingo”, Ramón Salazar, 2017; “Viaje al cuarto de una madre”, Celia Rico, 2018; o “La vida era eso”, David Martín de los Santos, 2021, las cuales nos muestran un retrato sobre lo que supone convivir con la soledad, tanto si es algo que elegimos nosotros, o no, y se anteponen aspectos como el miedo o el abandono; y sobre los manejos de los silencios, el rencor o la culpa dentro de las relaciones familiares. Seguro que todos nos hemos encontrado solos alguna vez o también hemos tenido problemas para comunicarnos con nuestra madre, con nuestros hermanos, o con alguien de nuestro entorno. Muchas veces, estos problemas nos invaden, nos impiden avanzar, o incluso, nos pueden llegar a incapacitar. Y aunque no lo creamos, a través del cine, podemos observar cómo eso que nos está pasando a nosotros, también les puede ocurrir a otros, aunque esos “otros” nos estén contando una historia de ficción proyectada en una pantalla. El poder que tiene el cine para transmitir historias es tan potente que, por un instante, nos puede hacer creer que eso que estamos viendo en ese preciso momento es cierto, aunque la realidad resulte ser lo contrario. Así, entramos en un juego, el juego que nos plantea el cine, que podemos pensar que no tiene sentido cuando realmente puede llegar a significar mucho más de lo que pensamos, porque más allá del entretenimiento, el cine sirve para que nos hagan pensar, hablarnos a nosotros mismos, someternos a juicios sobre nuestra vida y nuestras circunstancias, impulsarnos hacia nuestro propio crecimiento o movilizarnos hacia los cambios que queremos llevar a cabo y los caminos que queremos transitar. En definitiva, si algo consigue el cine, sin duda, es aportarnos un lugar propio para pensar, aprender y entrar en contacto con nosotros mismos, solos, dejando por un instante, apartado todo lo demás, porque la soledad, aunque no lo parezca o no lo queramos creer, en algunas ocasiones, también tiene un gran poder de sanación.

© 2023 Colegio Oficial de la Psicología de MadridISSN: 1989-9912    

Revista Clínica Contemporánea (2023), 14, eX, 1-3   https://doi.org/10.5093/cc2023a6

 

La amistad hace sentirse mejor

Lecina Fernández. Psicóloga Clínica. Miembro de Psicoartaes. Marzo 2023. 

Aporta valores como la confianza, la gratitud, la aceptación, el respeto, la lealtad, la responsabilidad o la empatía

La amistad tiene relación con la salud. Desde la Psicología sabemos que la amistad conlleva elementos que aportan bienestar y otros que calman y reducen el malestar, convirtiéndose así en un comportamiento saludable para las personas.

Si analizamos la amistad desde la Psicología Cognitivo-Conductual observamos que es una cadena de comportamientos que aporta valores como la confianza, gratitud, aceptación, respeto, lealtad, responsabilidad, empatía, fidelidad, compromiso, solidaridad, etc., que favorecen la unión, el sentido de unidad y el bienestar.

Estas características provocan emociones como la tranquilidad, alegría, optimismo, calma,… y sentimientos de amor, afecto, complicidad o intimidad. Comportamientos que se expresan con acciones como la entrega, ayudarse, comprenderse, comunicarse y tantas otras más. Todos estos eslabones de la cadena hacen sentirse bien a la la persona que hace y a la que recibe y ayudan a aumentar y consolidar emociones y pensamientos positivos que mejoran la calidad de vida. Y por otra parte, ayudan a alejarse del ostracismo, de la soledad no deseada, a reducir el estrés y a sobrellevar situaciones difíciles que afectan negativamente a la salud física y mental de las personas. Se trataría de una línea compuesta así: Amistad/Valores/Emociones/Sentimientos/Acciones/Satisfacción/Amistad.

Además, estos comportamientos influyen en la relación interpersonal. Cada amistad tiene su propio estilo en función de los elementos que la integran y del grado de intensidad de cada uno de ellos. Ese estilo crea unas expectativas recíprocas, es decir, que lo que se espera de la amistad es lo que se recibe, y a su vez esa reciprocidad alimenta los comportamientos de la amistad. Estilo y expectativas recíprocas positivas crean encuentros y/o momentos satisfactorios (opuestos a los no saludables), que al ser gratificantes, aumentan la probabilidad de que las personas amigas den los pasos necesarios para provocar nuevas acciones que refuerzan su amistad. De esta manera la amistad crece y las personas crecen con ella.

La amistad, por la suma de los elementos y consecuencias que la componen, ayuda a crecer, a madurar, a mejorar la calidad de vida y sentirse mejor, por lo que se convierte en un factor que claramente favorece la salud.

Todo a la vez en todas partes

Lecina Fernández. Psicóloga Clínica. Miembro de Psicoartaes. Marzo 2023. 

Todo a la vez en todas partes y su semejanza con la vida cotidiana.Muchos críticos y amantes del cine se han sorprendido de las nominaciones y oscars que se ha llevado Todo a la vez en todas partes. Me sumo a ellos abriendo el melón de que algo tan disparatado a día de hoy sea tan semejante a la vida cotidiana de la sociedad del presente:

Como dice Carlos Boyero, el título es difícil de recordar. Tal vez por lo difícil que nos resulta pensar esa posibilidad. Pero ¿podría ser una metáfora de nuestra vida? Todos contamos con diferentes roles y situaciones, y estas experiencias las llevamos siempre con nosotros, por lo que concurre en nuestro interior todo a la vez y en todas partes en las que estemos.

Como dicen David Trueba y Carlos Marañón es original. Pero por la cantidad de veces que se repite y su larga duración se convierte en cansina. ¿A nuestra vida le pasa lo mismo? Tenemos cada día la oportunidad de ser original, convertir algo cotidiano en extraordinario, pero la rutina, la velocidad, la falta de dedicación a la vida nos aleja de nuestra capacidad de pensar, de imaginar, de ser creativos. Y convertimos la vida, incluso sin desearlo, en repeticiones y en cansina.

El estilo y su manera de contar, hace abandonar la película a unos o dar cabezadas a otros como contó Carles Francino. La protagonista “entra” a gran velocidad en sus diferentes universos y roles pero nosotros no entramos en la película. ¿Acaso no es similar en la vida cotidiana? Vamos sin parar de un lado a otro, de una situación a otra: en la casa, en el trabajo, en el  tiempo de ocio, en la vida social, incluso en lo afectivo, sin entrar de lleno en lo que estamos viviendo. Y en la “vida ficticia” de las redes sociales este problema se multiplica.  

Ante ese ir y venir de la protagonista en el multiverso a través de tecnología y de  “espasmos”,  con atmósfera futurista y de violencia, mi mayor asombro fue¿Esto quiere ser una película de autoayuda? A lo largo del metraje da un goteo de frases, pasando de puntillas por la Psicología/Filosofía pero sin profundizar en ello. ¿Se parece esto a nuestra vida cotidiana? Inundados de frases y titulares en los que no profundizamos y que a las horas ya no nos acordamos.

Tal vez este estilo de contar conecte más con los jóvenes y sea una herramienta metafórica para incorporar a sus vidas una más amplia reflexión de algunas cuestiones psicológicas que deja caer:

    1. Todos somos la suma de nuestras historias vividas, de los diferentes roles y situaciones que hemos experimentado.
    2. La capacidad de aprender de la experiencia.
    3. Somos más capaces de lo que creemos.  
    4. Podemos hacer lo que queramos.
    5. El amor nos ayuda a hacer, aceptar, entender. 

“¿Cómo podemos “volver?” dice la protagonista. Desde la Psicología es importante recuperar lo aprendido para que forme parte de nuestro presente y construir mejor nuestro futuro.

Todo a la vez en todas partes. 2022. .Dirección: Dan Kwan, Daniel Scheinert, Daniels. Guión: Dan Kwan, Daniel Scheinert, Daniels Intérpretes: Michelle Yeoh, Ke Huy Quan, Lamie Lee Curtis,… Fotografía: Larkin Seiple. Música: Son Lux. Compañías: A24, AGBO, Hotdog Hands, Ley Line Entertainment, Year of The Rat, IAC Films. Distribuidora: A24 . País: Estados Unidos. Duración: 139 min. . Género: Comedia. Acción. Ciencia ficción. Fantástico. Viajes en el tiempo.

VI CICLO DE CINEFORUM PSICOLOGIA Y CINE “EL CINE COMO ESPEJO Y MODELO DE NUESTRA VIDA”

VIERNES, 14 ABRIL 2023, A LAS 19:00H
Sala de proyección de la Academia de Cine, C/ Zurbano, 3


Entrada gratuita para colegiados del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, previa inscripción a través de la web del COP Madrid, en la sección de actividades formativas. Para público general, la venta de entradas se realizará a través de la web de la Academia de Cine, desde la semana anterior al día de la proyección.

EL CICLO El ciclo de cineforum “El cine como espejo y modelo de nuestra vida”, nació con el objetivo de divulgar la psicología entre los ciudadanos a través del visionado de películas, y mostrar a los profesionales de la psicología y el cine, la interesante relación entre nuestras respectivas disciplinas. Tras la experiencia vivida durante la pandemia global, la importancia de la salud psicológica y bienestar emocional de las personas, se ha hecho más patente que nunca. En esta nueva edición, disfrutaremos del mejor cine español reciente, y reflexionaremos juntos, cineastas y psicólogos, sobre las luces y sombras de nuestra sociedad contemporánea.

“LOS DÍAS QUE VENDRÁN”, CARLOS MARQUES MARCET, 2019

Vir (30) y Lluís (32) hace solo un año que salen juntos, cuando descubren que están “embarazados”. Durante 9 meses, seguiremos la aventura de esta joven pareja barcelonesa, el giro enorme que dará su vida, sus miedos, alegrías, sus expectativas y las realidades que, durante su embarazo, crecen ante ellos, intentando aprender a ser tres cuando ni siquiera habían tenido tiempo de aprender a ser dos. Utilizando el embarazo real de la pareja de actores protagonistas, la película explora la dificultad de compartir con el otro la experiencia profundamente transformadora de este proceso.

La película, triunfó en el Festival de Málaga, donde obtuvo la Biznaga de Oro, y los premios a Mejor Director y Mejor actriz, así como en los Premios Feroz, haciéndose con los galardones de Mejor Película, Mejor Actriz y Mejor Montaje.
En el coloquio, participarán el director y guionista de la película Carlos Marqués Marcet, la psicóloga y actriz Carmen Acevedo, miembro de PSICOARTAES, y la psicóloga Ana Fernández Rodríguez, coordinadora de PSICOARTAES (Psicología y Artes Audiovisuales y Escénicas), del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

El arte de volver

Artículo escrito por Lecina Fernández. Psicóloga clínica. Miembro de «Psicología-Comunicación-Política» y «Psicoartaes» del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

 El Arte de volver  nos lleva a «El  Arte de IR»porque para volver, primero hay que haber ido. Ver la película es un muy buen ejercicio para un análisis psicológico de los personajes y de nosotros mismos, porque es una descripción y también una radiografía de la conducta humana de la sociedad actual.   

El Arte de volver  describe a jóvenes que se van de su país un tiempo y las dificultades que tienen al volver. Cuando la protagonista vuelve, el mundo de su entrono ya no es el mismo que dejó al marcharse: la familia y los amigos han seguido sus vidas y ella no encuentra su lugar ni su rol entre los suyos, se siente desubicada y perdida, sin horizonte a la vista. En su propio país, en su ciudad, en su casa, siente que no encaja, tiene sensación de desarraigo.  

 Pero El Arte de volver también es una «radiografía» de estilo de vida y comportamiento de las personas. Es útil como herramienta psicológica porque al hacer su análisis o lectura psicológica, como ocurre con la radiografías, observamos también lo que no se ve a simple vista que puede ser causa del problema. La protagonista refleja estas características de comportamiento: 

  1. YO. Sin conexión con el OTRO. Las primeras 24 horas que vive la protagonista al volver a España son un encuentro tras otro con las personas de su entorno, y parece que no tiene/tenía conexión con el amor, con la entrega, con la comprensión, ni con la familia ni con sus amigos.
  2. YO-ESTAR. Sin conexión con el SER. En esas primeras horas de vuelta la protagonista no entra en la profundidad o la estela de su ser, de sus valores, de su crecimiento. Salta de escenario en escenario, como de flor en flor, sin entrar en su esencia, ni en la propia ni en la de las personas y escenas que la rodean. Va escapando constantemente.
  3. YO-PRESENTE. Sin PROYECCIÓN. La protagonista deja entrever que se fue a Nueva York con una conducta reactiva de escape: no me gusta como estoy aquí y huyo para cambiar de escenario. No fue una conducta proactiva con un plan, una visión de futuro, un proyecto del yo yendo hacia adelante.  

Y este NO IR hacia dentro ni hacia fuera de sí misma, dificulta, hace imposible volver.

Con estas características de estilo de ser y vivir: Yo/Estar/Presente, llega la protagonista al final de la película, cuando de forma inesperada, al huir una vez más de su situación, se encuentra con una persona desconocida, un taxista que le pregunta, que la escucha, y ella que no se gusta a sí misma ni su vida, inicia la escena “huyendo” sin tener en cuenta, una vez más, las consecuencias: representa ser otra persona, de la que sabe su historia de principio a fin, una persona de ficción que por las circunstancias de su vida, de sus relaciones afectivas con los otros y con ella misma supera su presente y proyecta y construye su futuro con un horizonte y con unos logros conseguidos. Entonces, ocurre algo nuevo para ella, ve cómo afecta emocionalmente al taxista esa historia que cuenta de sufrimiento y superación. Ve la empatía emocional que tiene el taxista con ella y los sentimientos de amor que muestra con otras personas que forman parte de su vida. Tal vez es la primera vez que la protagonista se desconecta del YO y ve, entiende y conecta con el OTRO, vive la importancia de conectar con el SER en lugar de centrarse en el ESTAR, y ve el potencial y la libertad que supone PROYECTARSE hacia el futuro, de construir un poco más allá de lo dado. Por primera vez hace el viaje de IR: entra, palpa la esencia de  El Arte de IR, de ir hacia adelante, de crecer, de madurar y de ir hacia el otro. 

Experimentar el desarraigo geográfico,
tema que ocupa la primera capa de la película,
abre la puerta a otras capas y se convierte en una
metáfora con profundidad del desarraigo de uno mismo.

El Arte de Volver es un ejemplo del binomio Psicología y Cine que muestra que la persona puede ir y volver, evolucionar y pasar de  “Siento que estoy en tierra de nadie” a “Soy ciudadano del mundo” abierto a la vida y a uno mismo. 

La Psicología ayuda a IR, a tener en cuenta las dificultades, las consecuencias, a crecer, a madurar, a ser uno mismo en el presente y a proyectarse en el futuro. Y ayuda a VOLVER, a ubicarse. A Ir y Volver con uno mismo y con los demás.  

Aunque es el primer largo de Pedro Collantes, se percibe que no es su primer trabajo con el cine; la película tiene un saber contar, saber mostrar, saber marcar el ritmo y el tempo, que junto con el buen trabajo de Macarena García, el elenco y el equipo hacen una película que invita a seguir a este director y sus futuros trabajos. 

EL arte de volver. 2020. .Dirección Pedro Collantes. Guión: Pedro Collantes y Daniel Remón Intérpretes: Macarena García, Nacho Sánchez, Ingrid García Jonsson, Mireia Oriol, Luka Peros … Fotografía: Diego Cabezas. Música: Yuri Méndez. Compañías: Tourmalet Films. País: España. Duración: 87 min. . Género: Drama.